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En la vida el Voleibol fue un escape a mis penas

El voleibol fue un escape a mis penas

Mi padre falleció cuando tenía 11 años, fueron momentos llenos de tristeza, amargura y impotencia.

Me pasaba llorando a escondidas en mi habitación y le preguntaba a  Dios: —¿por qué a mí?

Buscaba desesperada respuesta pero nunca llegaba. Siendo niña no entendía nada, solo buscaba consuelo a mi dolor.

No entendía cómo no iba a poder ver a mi padre nunca más.

Mi padre era un ser carismastico, donde estuvo siempre destacaba por su humor convirtiéndose en el alma de la fiesta.

Lo adorábamos con pasión. Habrás escuchado decir que las hijas suelen tener mas “feeling”, con los padres, ¿será verdad?.

Pues en mi caso fue así, era su niña, la mayor de tres hermanos. 

El voley puedes ser un alivio a tus penas

Como no echarlo de menos. Tenía por costumbre ir a visitar los domingos a su padre y preguntaba a sus tres hijos.

—¿quién se viene con papa a visitar al abuelo?- Enseguida era la primera en apuntarme

—Yo papa, yo— Me iba con él a todas partes. 

Cuando eres niño buscas atención, jueguen contigo, ¿verdad?. 

Con mi padre fue fácil compartir, siempre nos daba su tiempo, dejaba de hacer sus cosas para unirse a las batallas que inventaban sus hijos.

¡Cómo no añorarlo!.

A mi padre le llamaban el “Oso”, ¿por qué?

—Confieso que me daba vergüenza

—Solía en verano ir sin camiseta viéndoselos todos los bellos del pecho. Pero a él le daba igual, nunca tenía vergüenza de nada.

Mi padre se fue de este mundo dejándome la imagen de mi super héroe favorito.“El Oso”.

Eran los años 80 en Lima, el terrorismo estuvo en auge, la violencia y la inseguridad aumentaba. Eran tiempos difíciles.

Evadir mis penas jugando al voleibol

Lo que aliviaba las preocupaciones eran las noticias del voleibol. Es el deporte nacional del cual los peruanos nos sentimos orgullosos.

Por aquel entonces, la Selección Peruana Femenina se plantaba en la final contra Rusia en los Juegos Olímpicos de Seúl. Se les conocían como  las “manos morenas”, todas queríamos ser como ellas. 

Eran nuestras “heroínas del voleibol”

Durante semanas no parábamos de parlotear de, “las manos morenas” Nos preguntábamos.

¿Cómo estarán?, ojalá todo les salga bien y ganen, nos hubiera encantado estar con ellas, sientan los gritos de no parar de animarlas. 

Jugar al voleibol hace olvidar tus penas

Mi amiga Yolanda me preguntaba.

—¿vas a ver esta madrugada el partido de voleibol? Las chicas jugaran contra Rusia y se ve retransmitir a las 3:00 de la madrugada.

—Yo le respondía.

— Por supuesto, no me lo pierdo por nada del mundo.

— Pensaba en mi padre mirando al cielo— hablándole.

—Papa, tienes que ayudar a las “manos morenas” para que ganen a las Rusas.

— Donde estes se que me oyes— 

Mientras en las calles de mi barrio se jugaba al voleibol, se ponía la red como se podía y empezábamos a darle al balón.

Daba igual el frio o el calor, estar con o sin zapatillas. Lo que importaba era poder jugar tu mejor partido.

La satisfacción era increíble por qué si jugabas te esforzabas por ganar, por el contrario si solo eras un espectador te maravillabas de ver como ejecutaban grandes jugadas.

En ambas situaciones fue divertido y sentía como mi mente evadía por unos instantes mis penas, tristezas.  

¡Cómo no añorarlo!.

En tu vida también el voleibol puede significar algo importante, también puede ser un escape de una pena, una superación.